El Jardín zen en espacio de relajación y meditación gracias al equilibrio de sus formas y la armonía de sus colores. No es de extrañar que se haya popularizado desde la cultura japonesa al mundo entero. ¿El secreto? Un estilo minimalista y sencillo con predominio del blanco y del verde.
La clave del jardín zen es el estilo minimalista
El jardín de la simbología: mar y montañas
También es conocido como jardín seco, ya que generalmente utiliza elementos como la grava o la arena en zonas donde otros tipos de jardines se cubren con césped. Precisamente las la arena simbolizan el agua. Los dibujos con formas de ondas simbolizan el mar agitado y las líneas rectas en reposo. Las piedras representan las montañas y los obstáculos de la vida.
Siempre puedes completar tu jardín zen con otros elementos decorativos como troncos de madera, pequeñas estatuas, estanques, fuentes y puentes.
Menos es más
La disponibilidad de espacio no es un problema para tu jardín zen, sino la disposición de los elementos, que debe ser limpia y depurada y seguir un estilo minimalista. Para conseguir este efecto incluso en rincones reducidos y poder crear un espacio que te permita desconectar y encontrarte mejor a ti mismo, la elección de las plantas juega un importante papel.
Por encima de las flores de mil colores, el blanco y el verde son los colores que necesitas y el musgo, los helechos y los arbustos son la mejor opción. Entre los arbustos que mejor se adaptan está el equiseto, que es de hoja perenne y puede alcanzar el metro de altura. Resulta muy decorativa combinada con otras variedades estructurales.
En espacio pequeños también puedes tener tu jardín zen
El dasylirion es de crecimiento lento y puede crecer hasta los 4 metros de altura. Además, es ideal para zonas que sufren sequías y heladas frecuentes, pues soporta temperaturas de hasta menos 17ºC. El bambú fargesia es ideal para crear de forma rápida pantallas en poco espacio, como en terrazas o balcones.
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