Rosa mosqueta


Aquellos que no se conforman con el aspecto ornamental y decorativo de los jardines deberían tener en cuenta la posibilidad de plantar rosa mosqueta. Este arbusto de la familia de las rosáceas permite elaborar mermeladas, dulces, infusiones y aprovechar el aceite de sus semillas para la cosmética.

Esto no quiere decir que esta planta nativa del continente europeo, cuyo nombre científico es Rosa eglanteria, no sirva como elemento estético. Sus flores, de color rosa pálido, son muy apreciadas.

La rosa mosqueta puede superar los dos metros de altura, con tallos flexibles y curvos que se encuentran cubiertos de espinas. Su floración tiene lugar una vez por temporada, dando lugar a flores de cinco pétalos con un aroma almizclado.

Es importante destacar que la rosa mosqueta es una planta resistente, capaz de adaptarse a distintos tipos de ambiente. Puede crecer en suelos poco fértiles, tolera la sequía y es poco vulnerable a las enfermedades.

El aceite de rosa mosqueta, que se obtiene a través de la presión en frío, ayuda a regenerar la piel. Los frutos de esta planta, por su parte, pueden prepararse en conserva, utilizarse en infusiones (el té de rosa mosqueta permite luchar contra resfriados y gripe ya que tiene una alta dosis de vitamina C) o emplearse en la producción de licor.

¿Qué debemos tener en cuenta para cultivar rosa mosqueta en nuestro jardín? En cuanto a las condiciones ambientales, la planta puede subsistir con temperaturas extremas de entre 3 y 27 grados y precipitaciones de 500 a 1.500 mm. La forma más sencilla de propagar los arbustos es a través de esquejes.

Fuente: floresyjardin.es

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