El árbol que salvará el mundo… igual exageramos pero es todo un héroe vegetal!
La verdad es que el título es exagerado pero no hemos escatimado en hacerlo notar porque hoy vamos a hablar de un árbol que es realmente un portento para muchos ecosistemas. Además de tener una vistosa floración, tiene grandes virtudes para el ecosistema que lo rodea, es decir… ¡nosotros! Vamos a ver qué lo hace tan especial.
La agricultura tiene como objetivo producir alimento para la humanidad. De eso no hay duda. Pero hay otra serie de cultivos que no dan alimento de forma directa pero sí recursos que necesitamos para nuestras vidas. Unos muy importantes son los cultivos forestales, dedicados principalmente a la creación de biomasa como recurso energético y/o recurso primario como puede ser la madera. Pero este es sólo un único valor añadido de una masa forestal. Hay muchos más. Vamos a ver unos cuantos.
Lo primero de todo, el recurso más directo, madera.
Todos tenemos claro que la madera es el principal motivo de los cultivos forestales. El problema actual es que consumimos más de lo que podemos regenerar, sin tener en cuenta el desequilibrio en los ecosistemas en el momento de la tala, aunque luego se proceda a la repoblación.
El papel de captación de CO2.
Siempre tenemos en mente que los árboles consumen CO2 para sus procesos metabólicos lo que conlleva un ajuste de los niveles de este compuesto en el planeta. Lamentablemente, nuestro ritmo de producción de anhídrido carbónico sumado a la constante deforestación de grandes masas de árboles (Brasil por ejemplo) hace que la captación de CO2 sea insuficiente hoy en día, para mantener el equilibrio adecuado.
La contención de la desertificación.
Hay un concepto muy claro y es que el suelo sostiene al árbol y este se agarra a él mediante sus raíces aunque ese sustento es recíproco. El árbol también sostiene el suelo. Las masas forestales “sujetan” literalmente el suelo frente a la desertificación. Mantienen el suelo, tanto en estructura como en composición por lo que debemos tomar el conjunto vegetal-suelo casi como una simbiosis. La deforestación masiva incurre a su vez en una gran pérdida de suelo a todos los niveles y eso debemos tenerlo muy en cuenta.
Resistencia a plagas y enfermedades
Es uno de los requisitos perseguido en cualquier cultivo, ya sea agrícola o forestal. Se buscan, en la medida de lo posible, especies rústicas que soporten mejor ataques de plagas y enfermedades para que no supongan un coste desorbitado el que lleguen a buen término. Lo mismo pasa con los cultivos forestales. Plantas sensibles requieren un enorme esfuerzo en mantenerlas protegidas frente a estos ataques a parte de la posible contaminación con los productos aplicados para su control.
Paulownia tomentosa cumple los requisitos con creces
El motivo de recordar un poco lo que rodea a un cultivo forestal, es simplemente para hablar de la especie protagonista de este artículo (Paulownia tomentosa), ya que no solo cumple a la perfección cada uno de los cometidos de un cultivo forestal sino que supera a muchas especies en cada una de las virtudes que buscamos en los cultivos forestales.
En primer lugar, de la Paulownia tomentosa se obtiene una madera de alta calidad. No es de las mejores pero aún así tiene propiedades muy buenas en dureza, grano y color (siendo este pálido). Se fabrican tablas de surf con esta madera, casas o madera laminada entre otras cosas. Así mismo se utiliza en muchos instrumentos musicales orientales, ya que goza de gran importancia en países como Japón, China o Corea.
Todos los árboles captan CO2 pero este lo hace de forma brutal. Gracias a su gran superficie foliar y su acelerado metabolismo, consigue captar mucho más CO2 que la mayoría de especies arbóreas existentes. Hay fuentes que hablan de hasta 10 veces lo normal. No podemos corroborarlo pero no tendría por qué no ser. Este metabolismo tan acelerado, también está asociado a una alta producción de biomasa, por lo que podría ser utilizado con fines energéticos gracias a su rapidez de crecimiento. Ya está demostrado que resulta una madera rentable.
La captación de CO2 a esos niveles resulta interesante en las zonas urbanas
En el caso de Paulownia tomentosa y de otras especies del género Paulownia (P. fortunei, P. elongata), ocurre justo lo contrario. Es un árbol que se emplea en fitorremediación de suelos. Absorbe contaminantes del suelo, sus duras y profundas raíces remueven cualquier suelo, incluso pobre, confiriendo estructura y sacando nutrientes de donde aparentemente no los hay. No degrada el suelo ni lo deja desnutrido. Es más, recupera la materia orgánica de suelos degradados y pobres en nutrientes.
Sus resistentes y profundas raíces también proporcionan una alta resistencia al fuego, siendo una especie que puede recuperarse por sí sola después de un incendio. Y por si fuera poco apenas sufre de plagas y enfermedades por lo que el mantenimiento en este sentido es prácticamente nulo.
Y por si fuera poco, además de las propiedades forestales, no es un árbol feo y su morada floración puede recordar un poco a la de las jacarandas en primavera. ¡Qué más queremos!
Via agromatica.es
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