Lo principal es tener claro dónde la vamos a situar y cuánto espacio necesitamos. Una caseta es un buen lugar para guardar nuestras herramientas sin que ocupen demasiado sitio en casa o en el garaje, pero también puede convertirse en algo más: en un rincón para descansar o relajarnos, para leer y disfrutar de un rato de tranquilidad en el jardín o para llevar a cabo manualidades y tareas de bricolaje. ¿Cuál de estas opciones nos interesa, o para cuál tenemos disponibilidad? Quizás podamos también elegir un término medio, por qué no.
Los materiales de nuestra caseta
Una vez decidamote s qué utilidad vamos a darle a la caseta de jardín, y por añadidura el tamaño máximo que buscamos, es el momento de pensar en los materiales. Las de madera son mucho más agradables a la vista, eso está claro, e incluso nos permiten mayor personalización: podemos ser nosotros quienes nos encarguemos de pintarlas, evitando las típicas decoraciones industriales (tendremos que repintarlas, eso sí, cada dos o tres años). Es recomendable, en este caso, que nos aseguremos de que cuentan con la etiqueta PEFC, que sirve para garantizar que la madera empleada proviene de bosques sostenibles.
Por otro lado, tenemos las casetas de jardín de resina o metálicas, que al contrario de lo que podríamos pensar serán más económicas, aunque estéticamente menos agradables. Tanto unos modelos como otros pueden venir con complementos añadidos que evitarán tener que hacer compras posteriores: por ejemplo, desagües, jardineras, invernaderos de diferentes tamaños… Si tenemos claro para qué la vamos a utilizar, podemos partir directamente de la base de buscar las que tengan los añadidos que nos interesen. Por suerte, las tiendas online especializadas, como Hogardem, nos suelen mostrar catálogos muy completos en este sentido.
Fuente blogjardineria.com
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