El estudio de los árboles por medio de los anillos de su tronco recibe un nombre no demasiado sencillo de recordar: dendrocronología. Se trata de una disciplina muy antigua, aunque no se institucionalizó como tal hasta comienzos del siglo XX, gracias a A.E. Douglass, fundador del Laboratorio de Investigación de los Anillos de los Árboles en Arizona.
En realidad, conocer esta característica de los árboles no sólo nos sirve para presumir frente a los amigos, sino también para entender mucho mejor la historiad de nuestro jardín. La dendrocronología tiene un valor académico muy importante: podemos conocer cómo han sido los procesos biológicos y los cambios de un árbol a lo largo de los años.
Se trata de una disciplina que incluso puede enlazar con la historiografía; ¿cuántas veces no se han desvelado misterios de nuestra propia historia al desvelar la edad de los árboles de una zona concreta?
Una base muy sencilla
Podemos comenzar a hacer nuestros pinitos en la dendrocronología con los árboles de nuestro jardín, sobre todo ahora en otoño si procedemos a la poda o a la tala de los mismos. En cuanto sus anillos queden al descubierto, basta con contarlos desde el interior hacia el exterior para, en teoría, saber qué edad tiene el individuo en cuestión. Fácil, ¿verdad?
Hay algunas cosas más que podemos interpretar a primera vista, en realidad, con sólo fijarnos con un poco de detenimiento. Por ejemplo, si nuestro árbol recibió los nutrientes adecuados en el bosque o jardín: los anillos en ese caso se verán más anchos y oscuros. Los anillos más delgados, por el contrario, revelan una alimentación insuficiente. Más allá de ser una simple curiosidad, pensad que esto nos puede dar pistas para saber si estamos cuidando adecuadamente nuestro jardín.
Fuente blogjardineria.com
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