Las ciudades más congestionadas del mundo, cómo evitarlo

Moscú y Barcelona son las ciudades con mayores atascos de tráfico del mundo y España, un problema que podría evitarse

Moscú es la ciudad con mayores embotellamientos de tráfico del mundo, según un estudio que compara 161 urbes de todo el planeta. En España, los habitantes de Barcelona son los que más sufren los atascos circulatorios. Este problema genera contaminación, enfermedades y gastos a los ciudadanos, que son evitables con la aplicación de varias soluciones. Este artículo señala cuáles son las ciudades más congestionadas del mundo y de España y cómo nos afectan los atascos de tráfico. También ofrece varias propuestas para evitar la congestión en las urbes.

Las ciudades más congestionadas del mundo y España

El "Congestion Index 2012" mide el tráfico registrado en 161 ciudades de los cinco continentes durante el año pasado. El estudio, realizado por la compañía Tomtom, especializada en navegación GPS, señala a Moscú como la ciudad con mayores embotellamientos del mundo en 2012. De media, los tiempos de trayecto en la capital rusa fueron un 66% mayores que cuando la circulación fluía sin atascos. El resto del top diez con las ciudades más congestionadas del mundo, ordenadas según el nivel de tráfico global, fueron: Estambul (55%), Varsovia (42%), Marsella (40%), Palermo (39%), Los Ángeles (33%), Sídney (33%), Stuttgart (33%), París (33%) y Roma (33%).

En España, el ranking lo encabezó Barcelona, con un 19,2% (ocupa el puesto 42º de la clasificación europea). Los peores momentos para conducir un coche en la ciudad condal son, en general, los jueves en la hora punta de la mañana y los viernes en la de la tarde. El resto de las ciudades españolas con la peor fluidez de tráfico son Palma de Mallorca (15,8%), Madrid (14,1%), Las Palmas (13,5%), Sevilla (12,6%), Murcia (11,5%), Valencia (11,4%), Bilbao (10,4%), Málaga (9,9%) y Zaragoza (9,2%).

Para llegar a estas conclusiones, el estudio utilizó cifras reales de tiempos de trayecto recogidos por vehículos que circulaban por toda la red de carreteras locales, arteriales y autopistas. La base de datos contiene más de 6 billones de mediciones reales mediante GPS y añade un promedio de 5.000 millones de datos diarios, según sus responsables.
Cómo nos afectan los atascos de tráfico

El tráfico es el mayor responsable actual de la contaminación del aire en las ciudades. El 22% de los españoles respira un aire por encima de los límites legales marcados por la Unión Europea (UE). Si se utilizan los valores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sopesan solo las evidencias científicas sobre afecciones a la salud, el porcentaje se eleva al 94%. Así lo destaca Juan Bárcena, de Ecologistas en Acción, una ONG que publica desde hace varios años un informe anual sobre la contaminación del aire en España.

Bárcena recuerda la documentación de la Comisión Europea y el Ministerio de Medio Ambiente (MAGRAMA), que reconocía hace tiempo 16.000 muertes prematuras al año en España. En su última actualización, añade este experto, "20.000 (70.000 en toda la UE). Pero el número real será con toda probabilidad mayor". Esta contaminación, en forma de gases y partículas invisibles al ojo humano, puede provocar problemas respiratorios, cardiovasculares e, incluso, cáncer.

Los retrasos debidos a las congestiones del tráfico hacen además perder tiempo y dinero a los ciudadanos. El estudio de Tomtom señala, en el caso de Barcelona, que los conductores sufrieron retrasos de unos 25 minutos por hora de media en sus desplazamientos en horas punta. En total, un conductor que realiza trayectos de unos 30 minutos diarios para llegar al trabajo pudo perder hasta 67 horas al año en atascos. Según un informe de la UE, un modelo de movilidad urbana en el que se dejaría de utilizar el coche privado podría ser entre tres y cinco veces menos costoso.
Propuestas para evitar la congestión en las ciudades

    Implantar un transporte público rápido, económico y sencillo:

    J.H. Crawford señala en su libro 'Carfree Cities' ('Ciudades libres de coches') que el transporte público no se usa de forma masiva, porque es lento y desagradable en comparación con el coche. Para que triunfe, según este experto, sería necesario combinar de forma eficaz todas las posibilidades, de manera que cualquier persona pueda llegar a cualquier punto de la ciudad en menos de una hora sin transbordos.

    Fomentar el empleo de la bicicleta:

    El desarrollo urbanístico ha ido aparejado al coche privado, que ha impuesto su "ley", incluso en el diseño estructural de las ciudades. La generalización de carriles bici y sistemas de préstamo público de bicicletas; la implantación de normas de pacificación del tráfico que prioricen y normalicen el uso de este vehículo; o la concienciación y el respeto entre los distintos usuarios de las vías públicas son esenciales.

    Priorizar el uso peatonal de las calles:

    Todos los ciudadanos son, antes que nada, peatones. Sin embargo, andar por las urbes es complicado, cuando no peligroso. Las personas han perdido el espacio de la calle y ha afectado a las relaciones sociales y la calidad de vida. Las calles, las plazas, las avenidas, los espacios públicos, etc. deberían volver a ofrecer a los viandantes el protagonismo que nunca debieron perder.

    Restringir e incluso prohibir la utilización de coches privados:

    Cada vez más ciudades limitan en sus calles el tráfico de automóviles con diversas medidas, como las calles con velocidad limitada a 30 km/h, las zonas de bajas emisiones donde se impide la entrada de los vehículos más contaminantes, los barrios y calles sin coches, etc. Por su parte, la generalización del teletrabajo podría contribuir a la reducción del uso del automóvil.

    Cambiar la mentalidad del "coche para todo y para uno":

    El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) calcula que los viajes en turismo para distancias menores de tres kilómetros representan casi la mitad de los desplazamientos totales diarios. Estos viajes se podrían hacer en bicicleta o en combinación con algún transporte público. Asimismo, el actual índice de ocupación medio por vehículo es de 1,3 personas. Los sistemas para compartir coche y garaje posibilitan el mejor aprovechamiento de los coches, con el consiguiente ahorro económico y reducción de la contaminación.


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