El control de caracoles en el jardín

Es necesario cuando estos se convierten en plaga. Y esta se produce cuando causan daños de importancia sobre la vegetación ya sea desde un punto de vista de merma de su valor ornamental o sobre la producción de los cultivos en el caso de referirnos al huerto.

Los principales daños causados por los caracoles en el jardín son la comida de las hojas durante su alimentación. Son muy voraces. Pueden llegar a defoliar totalmente una planta herbácea en muy poco tiempo.

Como prefieren los tejidos jóvenes y tiernos, son muy perjudiciales durante la germinación en los semilleros y por supuesto tras la siembra de cespitosas. También en la eliminación de nuevos brotes y por supuesto en el deterioro ornamental de las hojas.

En el caso de los huertos, pueden producir daños, además de en plántulas jóvenes… incluso en los frutos, que aunque no se los comen totalmente, si los deterioran lo suficiente como para no hacerlos aptos para su consumo humano. Y por supuesto, no olvidemos los daños derivados de la debilitación de las plantas a las que ataca.


Entre los caracoles más comunes del jardín se encuentran el Helix aspersa, contando además con sus variantes Helix aspersa media y Helix aspersa máxima en función de sus tamaños.

Pertenecientes al grupo de los pulmonados, su superficie interior está ricamente vascularizada con su base unida al pie. Tienen una concha globulosa helicoidal y dos pares de tentáculos retráctiles, un par provisto de ojos y el otro táctil.

El caracol de jardín, cuando llegan las condiciones desfavorables como bajas temperaturas en invierno o épocas secas como en el verano (hemisferio norte), se aletargan sellando su concha para su protección. Esta protección se destruye cuando el entorno se hace más amigable para él. En España, los caracoles de jardín invernan desde mediado o finales de otoño hasta el comienzo de primavera (en las zonas cálidas), con un paro intermitente en verano si las temperaturas son muy altas y la humedad baja.

La reproducción de los caracoles de jardín se realiza mediante huevos… alrededor de 100 en cada puesta y las pueden llegar a hacer mensualmente. Los adultos son hermafroditas, por lo que cada individuo produce tanto espermatozoides como óvulos. El motivo de aparearse es porque no pueden auto fecundarse.

Lo hacen generalmente durante los períodos lluviosos de primavera y otoño en las zonas templadas. Esta cópula es normalmente durante noche y con una duración entre 3 y 7 horas. Una vez fecundados los huevos, realizan un agujero de dos a 4 centímetros en la tierra donde introducen sus huevos. Entre dos y tres semanas después, eclosionan y salen los nuevos caracolillos.

Los caracoles de jardín tienen muchos depredadores naturales (escarabajos, serpientes, sapos, tortugas, ciertas orugas, aves, ciempiés, etc.), aunque por falta de presencia de estos en los jardines, su control por este medio es insuficiente para mantener un equilibrio aceptable.

Para el control de caracoles en el jardín de forma dirigida por el hombre, se encuentra la aplicación de helicidas, productos específicos para su eliminación. Normalmente se formulan en la modalidad de cebo como pequeños gránulos que contienen un atrayente, un apelmazante para evitar que el grano se deforme con la humedad… y el veneno eficaz para su eliminación.

Estos se aplican repartiendo a voleo sobre el jardín una cantidad de gránulos determinado. Normalmente, la dosis se expresa por gramos de producto por metro cuadrado de superficie.

Otra forma de aplicación de estos productos es mediante el sistema de localización. Este consiste en acotar zonas para evitar reinvasiones de caracoles, por ejemplo de un campo externo al jardín o el huerto. Se puede aplicar un pequeño cordón a pie de la planta a proteger o bien, crear líneas a modo de frentes de protección.

Hay que tener en cuenta que en el caso de aplicarse a voleo y haber un estanque o laguna cerca, evitar que caigan estos gránulos de cebo envenenados en el agua ya que ocasionaría la muerte de la fauna acuática.

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