Su nombre botánico es Rhododendron Indicum y pertenece a la familia de las Ericáceas. Se trata de un arbusto que durante el principio de la primavera produce una gran cantidad de flores que van desde el rosa, el rojo, el naranja, el amarillo, el púrpura, hasta el blanco.
La azalea es una flor acampanada y muchas veces de gran tamaño. Eso sí: siempre abundantes. Su follaje se compone de pequeñas hojas verdes que en invierno toman color violáceo y son de veras resistentes.
Puede plantarse tanto en una maceta como en exterior. Alcanzará unos 50 cm para el primer caso, y unos 2 metros de altura si se la planta en tierra. Por lo tanto, ten en cuenta estos datos a la hora del plantado.
Ten en cuenta situarla en lugares bien iluminados pero, atención, que no reciba luz directa del sol. Conviene, además, plantarla en un suelo ácido, suelto y bien húmedo.
Un factor clave para la azalea es el riego. Es importante mantenerla mojada, máxime en épocas estivales. Al mismo tiempo procura que no se forme un charco a su alrrededor.
Por último, un detalle bien interesante a tener en cuenta: si notas que las flores se vuelven amarillas, es un indicador que el agua que usas para regar posee cal, o le faltan nutrientes. ¡Toma nota de ello!
Para retirarnos y dejaros con el bello colorido de las azaleas, un dato curioso: la miel producida por las abejas a partir de estas flores es muy venenosa para los seres humanos e inofensiva para los insectos.
Por lo tanto, ya sabéis, a disfrutar de sus colores, pero no de sus mieles.
Fuente jardineria.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario