Cómo evitar hongos en el césped

El agradable tacto y la frescura que un césped bien cuidado suele tener puede cambiar por la incursión de hongos que lo echen poco a poco a perder si no actuamos a tiempo.

En ocasiones el color herbáceo habitual se ve invadido por otros tonos más oscuros, grises o incluso rojizos. Esto es señal inequívoca de la aparición de hongos en el césped, algo que puede ser bastante perjudicial si no se pone remedio a tiempo.

Las causas por las que pueden brotar estos indeseados invitados son variadas. Un ambiente húmedo, provocado por lluvias frecuentes o un clima poco seco, se convierte en el caldo de cultivo para los hongos. Lo mismo puede ocurrir si utilizamos un sistema de riego que aporte más agua de la que el césped necesita.

Por otro lado, si usamos frecuentemente fertilizantes también aumentará el peligro de hongos, puesto que contienen residuos orgánicos que ayudan a su desarrollo.


¿Qué pasos hay que seguir para impedir una infección por hongos?

No hay nada mejor para evitar este tipo de casos que realizar una buena prevención. Para ello hay que tomar nota de una serie de actuaciones con las que mantendremos un césped abundante y saludable.

- Adecuar el riego a cada clima. Si implantamos un sistema sin tener en cuenta el agua natural que puede llegar a absorber nuestro césped según la época del año en la que nos encontremos podemos caer en ese exceso de humedad tan poco recomendable. Generalmente, con regar por la mañana temprano es suficiente, aunque es algo que se puede comprobar con el nivel de sequedad que muestre a lo largo del día.

- El fertilizante. Es cierto que antes hemos mencionado que puede ser una causa de hongos, pero sólo usado de forma errónea. Y es que este producto añade vitaminas muy beneficiosas para la vida vegetal que crea fortalezas adicionales. Recuerda leer bien las indicaciones de cada fertilizante para un correcto uso del mismo.

- Dar oxígeno. De vez en cuando hay que realizar un aireado a la tierra para que respire. Se trata de hacer una serie de agujeros de hasta diez centímetros de profundidad que adecúan el terreno para mejorar su salud y fertilidad. Es recomendable hacerlo un par de veces al año.

- Escarificar. En este caso se remueve la tierra pero de una forma mucho más superficial. La finalidad es quitar esa capa de fieltro (compuesta por tierra, hojas y raíces que se van acumulando) que puede oprimir el suelo y perjudicar a la larga. Se recomienda realizar al menos este proceso dos o tres veces en un año.

- Un corte alto. La hierba no es que no haya que cortarla, pero tampoco hay que pasarse. Un corte muy  pronunciado debilita el césped puesto que se queda casi sin reservas. Es bueno por tanto dejar un mínimo de altura para que cuente con más resistencia ante agentes externos.

Via hogar.mapfre.es

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