Linaria alpina cultivo, suelo y abono

La linaria alpina es una planta bienal rupícola (propio de las zonas rocosas) originaria de las montañas del centro y sur del continente europeo, que por el delicado color de sus flores se utiliza para ornamentar bordes y jardines rústicos del tipo rocalla que simulan las pendientes donde esta especie acostumbra crecer en la naturaleza.





Conocida también con el nombre de “palomilla alpina”, esta planta se caracteriza por desarrollar tallos ascendentes o decumbentes de hasta 25 centímetros de largo, con hojas simples y enteras de forma oblongo-lanceolada. Sus atractivas flores aparecen a fines de la primavera y principios del verano bajo la forma de densos racimos terminales, conformados por 3 a 15 flores, cada una de las cuales contiene una corola azul violácea con una garganta de color naranja, aunque existen algunas subespecies que pueden desarrollar florescencias totalmente púrpuras.

Su cultivo se inicia con la siembra de las semillas en un suelo arenoso, con un pH superior a 6 y con un buen drenaje, preferiblemente a comienzos de la primavera, aunque la rusticidad de esta planta, propia de su ambiente de origen, le permite ser cultivada prácticamente en cualquier época del año.

Respecto de sus exigencias de luz, la linaria alpina no soporta la sombra y necesita estar ubicada en una posición bien expuesta a la luz solar durante varias horas del día. El frío no representa un riesgo para la existencia de esta especie que ofrece una alta resistencia a los grandes cambios de temperatura.

La frecuencia y volumen de riego pueden variar de acuerdo con las condiciones ambientales propias de la altura donde se ubique el lugar de cultivo, pero por lo general la linaria alpina requiere un suministro de agua moderado y regular, asegurándose de que el suelo siempre esté húmedo. Para el verano se recomienda hacer riegos más frecuentes, mientras que en otoño deben ser más espaciados y en inviernos es mejor suspenderlos, siempre y cuando la tierra no se seque.

Linaria Alpina: Abono

Durante el período vegetativo de la planta (desde inicios de la primavera hasta terminar el verano), es conveniente realizar un trabajo de fertilización, recurriendo preferiblemente a un abono de liberación lenta que se deberá esparcir sobre el terreno al finalizar la temporada invernal y luego al terminar el verano.

Otra alternativa de abono de la linaria alpina es aplicar un fertilizante disuelto en agua del riego cada 20 días, tarea que debe suspenderse necesariamente durante el otoño y el invierno.

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