La phalaenopsis


La phalaenopsis es una de las orquídeas más bellas y admiradas en todo el mundo.

Seguro que muchos de vosotros habréis recibido esta planta como regalo en San Valentín o alguna otra fecha destacada.

Aunque su cuidado no es difícil, tal y como se piensa equivocadamente, queremos haceros unas simples recomendaciones para que disfrutéis de esta variedad durante mucho tiempo y sin demasiado sacrificio.

Floración

En condiciones favorables las phalaenopsis viven entre 3 y 7 años, floreciendo dos o tres veces al año.

Su floración es muy duradera, las varas pueden soportar hasta treinta corolas y no empiezan a marchitarse hasta que no ha florecido el último capullo, lo que puede ser unos dos o tres meses más allá del comienzo de su floración.

Una vez todas las flores estén marchitas, es recomendable la poda, recortando el tallo por encima de la tercera o cuarta yema, de ahí empezará a brotar otro pedúnculo.

Un momento crítico para la planta es cuando los botones florales están hinchados, a punto de abrirse. Es conveniente no estresar la planta es esos días con cambios de ubicación, temperatura o humedad. Cualquiera de esos cambios puede conducir a la caída prematura de los botones, sin llegar a florecer.

Temperatura y Humedad

A las orquídeas phalaenopsis no le gustan las temperaturas extremas ni las corrientes de aire. Al contrario, se encuentra muy a gusto en sitios con abundante luz y humedad.

En circunstancias normales bastaría regarlas una vez por semana en invierno, aumentando la frecuencia en primavera y verano. La clave es evitar que la tierra llegue a secarse, sin tenerla siempre encharcada.

El agua de riego será mejor cuanto más natural. Si la del grifo es demasiado calcárea se puede recoger la de lluvia o utilizar un agua mineral neutra. Si el agua nos llega muy clorada podéis dejarla reposar varias horas y luego regar. Debe estar a temperatura ambiente.

Hay que regar sin mojar las hojas ni el centro de la planta. No se debe dejar agua estancada en el centro de las hojas, ni las raíces continuamente encharcadas, reconocibles por un color verde intenso. Tampoco es conveniente dejar agua en el plato.

Deberíamos tener especial precaución con la calefacción durante los meses de invierno. La orquídea podría encontrarse con un ambiente más seco, lo que podría perjudicarla. Nuestra recomendación es coloca la maceta sobre un plato con agua y guijarros de forma que la base del recipiente no se moje. Se pueden vaporizar de vez en cuando. Otra forma de facilitar el grado de humedad adecuado podría ser colocar varias plantas juntas, así ellas crearan el microclima adecuado.

Sustrato y maceta

La phalaenopsis tiene clorofila en sus verdes raices, las utilizan para realizar fotosíntesis. Es por ello que se venden en macetas transparentes o translúcidas, para facilitar que les llegue la luz. No las transplantéis a los clásicos tiestos de cerámica opaca, ni las cubráis con embellecodores que no permitan el paso de luz.

Estas orquídeas se ajustan bien a sus tiestos, aunque parezcan pequeños. Podría venirles bien un transplante cada dos o tres años, en primavera. Podemos eliminar con cuidado las raíces secas, prestando atención a que las raíces aéreas permanezcan así, no hay que cubrirlas.

Deberemos utilizar siempre un sustrato especial para ellas, normalmente a base de turba y cortezas de pino, dejando un buen drenaje.

Abono

El sustrato habitualmente utilizado es muy pobre en nutrientes, por lo que es bueno para la planta aportarle nutrientes a través de algún fertilizante líquido especial para orquídeas. Pero no os paséis con las dosis, podéis quemar las raíces.

Abonad siempre sobre el sustrato ya regado.

Su enfermedad más común

Una alta humedad, baja temperatura y escasa ventilación son las condiciones ideales para la proliferación de la bacteria Pseudomonas cattleyae, que ataca a casi todas las orquídeas pero que en las Phalaenopsis es mortal en pocos días. Produce la pudrición de las hojas conocida como “Brown spot” (Mancha marrón) ya que la infección aparece como spots traslúcidos y acuosos en las hojas.

Es una enfermedad muy contagiosa entre orquídeas, de manera que es conveniente aislarla de otras plantas como primera medida.

Lo más efectivo es cortar con una hoja afilada la porción de hoja infectada y colocar la planta en un lugar bien aireado, evitando al mismo tiempo el riego durante una semana ó hasta que se observe que la progresión de la pudrición se ha detenido.

Si hubiese raíces muertas (se las reconoce pues suelen estar “desinfladas” y ser de color marrón) hay que cortarlas utilizando unas tijeras que habremos pasado antes por la llama de una vela con el fin de esterilizarlas para evitar la transmisión de virus.

Nota: despues de ¡345 comentarios! hemos decidido cerrar el hilo, leyéndolos encontraréis una amplia información sobre este tema.

Fuente: blog.tensiempreflores.com

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

0 comentarios:

Publicar un comentario