El color del bosque en casa
En ningún momento del año como en Navidad se entremezclan los cultos religiosos y paganos
Los mitos ascentrales sobre la vida y la muerte, y los cultos a la Naturaleza y al Sol se reproducen con fascinación en el solsticio de invierno. La simbología vegetal desprende, hoy y ayer, aromas que remiten a recuerdos, y a épocas lejanas impregnadas de leyendas y mitos.
El olor a musgo nos traslada a la infancia y concentra las humedades del bosque, el aroma del pino fresco desprendiendo resina, el olor del corcho utilizado en los belenes,...
Con los ojos bien abiertos, podemos disfrutar de la naturaleza vegetal en Navidad. Así, en los jardines y montes aparecerán los arbustos repletos de frutos rojos, naranjas, ocres...
Es el caso de los acebos, espinos albar, pyracantas, cotoneaster, ruscus, etc. que acompañan el fin del ciclo anual y del inicio del invierno.
Lo que a primera vista parece un desnudo y desangelado bosque invernal esconde tras de sí los signos de identidad de la Navidad: las piñas, el acebo y el musgo nos acompañarán como ornamento en estas fiestas. La Navidad nos pide los puntos de color que ofrece el bosque invernal: rojos vivos, verdes oscuros y brillantes.
Plantas y elementos
Abeto: se trata de un gran árbol que alcanza los 40 metros de altura, de porte cónico, cuyas raíces profundizan poco en el suelo. Sus hojas son aciculares de color verde oscuro, algo rígidas y punzantes. Sus piñas colgantes con semillas que maduran en el otoño siguiente ornamentan nuestros parques y jardines.Acebo: arbusto o árbol de hojas lampiñas y muy relucientes que brillan desde lejos en los montes. En el acebo, que (no lo olvidemos) está protegido de podas indiscriminadas, se puede admirar durante estas fechas a la planta hembra repleta de bayas rojas que le acompañarán durante muchos meses. El acebo se cultiva como planta ornamental, y resulta excelente para formar setos porque soporta muy bien las podas. Presenta un follaje denso, brillante y muy resistente a plagas y enfermedades. Durante estas fechas, se puede adquirir en maceta y mantenerlo en la terraza durante años. El transplante a una maceta mayor hay que realizarlo en la primavera.
Muérdago: planta semiparasitaria de algunos árboles (acacias, manzanos) que fructifica durante los meses de invierno. Sus hojas verde pálido y frutos blanquecinos y gelatinosos le confieren un aspecto curioso y algo enigmático. Está planta es conocida por sus propiedades curativas; en el siglo V antes de Cristo Plino se la tenía como eficaz contra la epilepsia y los mareos.
El boj y las coníferas bajas: son plantas de crecimiento muy lento y adecuadas para el cultivo en macetas que nos pueden acompañar durante estas fechas, se pueden decorar con bolas, frutos y cintas.
Frutos secos: otoño es el típico periodo de recolección, si vamos al monte o paseamos por nuestros jardines nos encontramos con gran diversidad de frutos: bellotas, hayucos, piñas, avellanos, castañas, etc. Todos estos frutos se pueden recolectar sin olvidarse que forman parte de la alimentación invernal de pájaros y ardillas.
Poinsentias o flores de Pascua: Planta compacta con brácteas de color rojo, rosa y blanca. Se adapta mejor a lugares bien iluminados y alejados de corrientes de aire. El riego se realizará a fondo y habrá que esperar a que el compost se encuentre moderadamente seco antes de volver a regar . Es necesario pulverizar las hojas frecuentemente durante la floración ¿Cómo reutilizarlo en las Navidades siguientes? Una vez que se la hayan caído las hojas, se cortan los tallos hasta unos diez centímetros de alto. El compost habrá que mantenerlo casi seco y ubicarlo en un lugar sombreado. Cuando llegue junio, se regará la flor de Pascua y se cambiará de maceta, quitando parte del compost viejo, además de abonar y dejar cuatro o cinco vigorosos tallos nuevos. Desde finales de septiembre, es esencial controlar la luz. Cubriremos la planta con una bolsa de plástico negro a primeras horas de la noche y la quitaremos a primera hora de la mañana; de esta manera, la planta se mantiene a oscuras durante unas 14 horas. Esto hay que hacerlo durante ocho semanas, para conseguir que la poinsentia florezca de nuevo (un poco más alta) en Navidad.
Las velas: son complementos de la vegetación. Cuando están encendidas, las flores se vuelven traslúcidas. Conviene situar las flores cerca de la base de las velas; si no, pueden quemarse.
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